Una pregunta que muchos se hacen al visitar al dentista y escuchar este término por primera vez. El frenillo lingual es un tejido que conecta la lengua con el suelo de la boca y puede tener diferentes formas y tamaños en cada persona.
En este artículo nuestro dentista en Fuenlabrada te explica todo lo que necesitas saber sobre el frenillo lingual y su importancia en la salud bucodental.
¿Por qué es importante el frenillo lingual?
El frenillo lingual tiene un papel fundamental en la función del habla y la deglución, es decir, en la forma en que hablamos y comemos.
Si el frenillo es demasiado corto o está en una posición incorrecta, puede causar dificultades en la pronunciación y en la masticación de los alimentos.
Además, un frenillo lingual mal posicionado puede generar problemas de salud bucal, como por ejemplo caries dentales, mal aliento, inflamación de las encías o incluso problemas de oclusión dental.
¿Cuáles son los síntomas de un frenillo lingual corto?
Un frenillo lingual corto, también conocido como anquiloglosia, puede presentar algunos síntomas que pueden ser reconocidos por el paciente o el dentista. Algunos de los síntomas más comunes son:
Dificultad para mover la lengua hacia arriba o hacia los lados.
Dificultad para pronunciar ciertas palabras o sonidos.
Problemas para masticar y tragar los alimentos.
Sensación de que la lengua está pegada al paladar.
Dificultad para limpiar la zona posterior de los dientes.
¿Cómo se trata el frenillo lingual corto?
En la actualidad, la técnica más utilizada para tratar el frenillo lingual corto es la frenotomía.
Se trata de una intervención sencilla y poco invasiva que se realiza en nuestra clínica dental en Fuenlabrada. Donde nuestro especialista corta el frenillo de manera precisa.
¿Qué cuidados se deben tener después de una frenotomía?
Después de la intervención, es importante que el paciente siga las instrucciones de nuestro dentista en Fuenlabrada para garantizar una buena recuperación. Algunos de los cuidados que se deben tener en cuenta son:
Evitar alimentos duros o crujientes durante los primeros días.
Mantener una buena higiene bucal, cepillando los dientes y la lengua después de cada comida.
Evitar fumar o consumir alcohol durante los primeros días.